viernes, 3 de octubre de 2008

SESION 5 Texto argumentativo. Tema: El Vino.

Tema: El Vino.
Tesis: ¿Es el vino bueno para la salud?


Dentro de nuestra cultura, a la hora de la cena o de una reunión familiar es el vino el poseedor y el rey de la mesa. Claro esta que no hay celebraron alguna donde no se encuentra el vaso (dentro de lo más popular) o copa (en un termino mas refinado) de vino. Aunque entorno al vino se nos presenta un cuestionamiento ¿Es el vino bueno para a salud?
En torno a esto se debe decir que el vino se produjo por primera vez durante el
neolítico, según los testimonios arqueológicos hallados en los montes Zagros, en la región que hoy ocupan Armenia e Irán; gracias a la presencia de Vitis vinifera sylvestris, y la aparición de la cerámica durante este periodo. La evidencia más antigua de la producción y consumo de vino, es una vasija del año 5400 a. C., hallada en el poblado neolítico de Hajii Firuz Tepe, en los montes Zagros. La vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente vino.[1] Posteriormente, el consumo de vino se extendió hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia; y hacia el sur, llegando hasta Egipto. La más antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, y la cosecha y prensado de las uvas, es Los trabajos y los días, de Hesíodo, del siglo VIII a. C.[2] En la antigua Grecia, el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en pellejos de cabra.
Al poseer
alcohol etílico el vino posee efectos psicoactivos: en dosis muy moderadas incrementa el apetito y provoca un cierto grado de desinhibición al ser ansiolítico, esta característica ansiolítica explica que, siempre en dosis bajas, sea hipnoinductor (favorezca al sueño) y sea tranquilizante. Empero, como otros psicoactivos, las dosis elevadas (y se puede hablar de dosis elevadas cuando se superan los dos vasos) producen evidentes signos de intoxicación, siendo un depresor de la actividad cerebral, en tales casos las dosis elevadas pueden producir insomnio o, a la inversa, el dormir profundo del embriagado, las dosis elevadas también provocan una baja de la libido.El consumo frecuente de vino en dosis elevadas ocasiona lesiones tisulares (especialmente en el sistema nervioso central y el hígado) siendo en este caso, como otras bebidas alcohólicas, un predisponente para la cirrosis y carcinomas. De este modo se desaconseja el consumo de vino (y otras bebidas alcohólicas) a las mujeres embarazadas o que están en lactación.Sin embargo de los riesgos en dosis elevadas, el consumo moderado (la dosis diaria ideal se situa entre los 150 y los 250 cc para una persona adulta siendo absolutamente desaconsejado el consumo para menores) de vino favorece al sistema circulatorio (inhibe la formación de trombos) y, especialmente al corazón merced a la presencia de polifenoles como el resveratrol disminuyendo el llamado colesterol malo (LDL) e incrementando el HDL colesterol; el vino tinto por otra parte debe su color a la presencia de las antocianinas substancias antioxidantes que se encuentran también en las uvas obscuras.Actualmente a partir del vino, y por las cualidades antioxidantes que éste posee, se producen cosméticos que tonifican la piel.

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